Viernes, 15 de Enero 2.010
"Chus" Aja, Ana, Andrea, Raúl y Javier.
Aprovechando una "ventana" de mejoría del tiempo, nos hemos animado a acercarnos hasta
En
Esta es una zona en la que en el pasado tuvo importancia las explotaciones mineras, pero que en la actualidad esta actividad ha quedado abandonada.
Todavía queda bastante nieve de las recientes nevadas acumulada sobre las calles de Brañosera pero conseguimos aparcar los coches en un espacio de la pequeña plaza.
Desde el mismo pueblo tomamos el camino que por la parte derecha remonta el valle bajo el que discurre el arroyo de Canal.
El deshielo y las posteriores bajadas de temperaturas provocan la formación de numerosos “chupetes” de hielo.
Tras haber atravesado el arroyo de Canal por el puente, el camino que seguimos nos lleva hasta una explotación de losas de piedra. Luego continuamos por unas lomas suaves en dirección a la cumbre de Cebollera.
Alcanzamos la cota 2.098 próxima a la cumbre de Cebollera de la que nos separa un pequeño collado.
El estado de la superficie de la nieve ya en los últimos metros antes de llegar a esta cota, se nos presentaba muy dura, y el viento que pega aquí arriba es bastante frio e incómodo.
Descartamos acercarnos hasta la cumbre próxima y evaluamos descender esquiando hacia el valle contiguo de Cavarrés.
La ladera de bajada la encontramos totalmente helada y no resulta cómodo esquiar sobre ella. No obstante, bajamos hasta donde nos encontramos algo más protegidos del viento muy frio y ahí aprovechamos para tomar el bocadillo.
Para recuperar el desnivel que hemos descendido nos vemos obligados a colocar los crampones cargando los esquís sobre la mochila.
Una vez en el collado tanteamos el estado de la nieve por esta otra vertiente y comprobamos que está en mejores condiciones que la que hemos encontrado descendiendo anteriormente.
Nos colocamos los esquís e iniciamos el descenso para enlazar con las lomas por donde hemos subido a primera hora. En estos momentos de la bajada, el viento ha empezado a soplar aún con mayor fuerza arrastrando a su vez nubes de cellisca. En momentos determinados nos vemos obligados a detenernos para conseguir mantener el equilibrio. También terminamos por encontrar la ladera bastante helada.
Completamos la actividad de la que nos sentimos muy satisfechos. De regreso en Brañosera tenemos la oportunidad de escuchar a algunos de los lugareños sorprendidos por el tipo de ocio que nosotros mostramos. A su vez nos comentan sobre sus formas de vida pasadas y actuales.