Enlace a la primera parte: Ascensión al Huayna Potosí
Estamos
en La Paz,
reponiéndonos de la reciente ascensión al Huayna Potosí y nos tomamos unos días
de descanso antes de desplazarnos hacia el Illimani.
Pero
tampoco permanecemos inactivos. Anteriormente ya habíamos estado en el lago
Titicaca. Visitamos la ciudad/santuario de Copacabana. Fuimos a Chacaltaya
donde se encuentra la estación de esquí más alta del mundo. Hemos visitado la
ciudad arqueológica de Tiahuanaco.
Ahora,
después de volver del Huayna vamos a conocer el “Valle de la Luna” y luego viajamos a Sorata.
Después de unos días ya nos disponemos a preparar la logística para ascender al
Illimani. Contactamos con el ya conocido Club Andino Boliviano donde el
veterano andinista y guía Alfredo Martínez nos ofrece un ligero asesoramiento
acerca de la ruta y posibles dificultades en la ascensión. Por otra parte, gestionamos
el transporte que nos lleve hasta la base de la montaña.
Y
para terminar, cuando regresemos del Illimani aún tendremos ánimos para realizar
un recorrido por un antiguo camino Inca que nos hará pasar por Mina San Francisco,
Mina Chojlla, Chulumani y Puente Villa descendiendo hasta la región de Yungas..
Después
de cumplido todo este amplio programa quedaremos muy satisfechos y daremos por
finalizada nuestra bien aprovechada estancia en Bolivia.
Illimani y sus cimas más destacadas.
De izquierda a derecha: Pico Kuhm o Norte (alt. 6.380 mts)
Pico
La Paz o Central (alt.
6.362 mts) y
Pico del Indio o Sur (alt. 6.462 mts).
Mientras permanecemos en La Paz nos gusta ver el ambiente callejero y visitamos algunos barrios típicos.
El “Valle de la Luna” se encuentra a unos 10 kms del centro de La
Paz. Se
trata de una montaña cuyos componentes son principalmente arcilla y
arenisca: La erosión en el transcurso de los siglos ha dejado caprichosas
formaciones.
Desde
Sorata seguimos un camino por el que llegamos a la gruta de San Pedro que
visitamos en su interior.
Una
lástima. Las nubes nos impiden contemplar el nevado Illampú (alt 6.485 mts) y picos de Ancohuma (alt. 6.427 mts) que
deberíamos ver desde esta zona.
Pero
lo que realmente nos interesa es preparar la ascensión al Illimani.
Contactamos
con el veterano andinista boliviano Alfredo Martínez. Toma mucho interés por
nosotros pero no podrá acompañarnos de guía como sería nuestro deseo. Sin
embargo nos ofrece valiosa información
acerca de la ruta que deberemos seguir en la ascensión.
Hablamos también con el conocido guía Óscar Fernández quien ya nos llevó en su
todo-terreno al Huayna. Pero igualmente tiene comprometidas las próximas
fechas.
Nos
vendría muy bien que alguien se uniera a nosotros sobre todo para formar dos
cordadas de a 2, pues una de 3 ralentizaría la progresión en la subida por los glaciares.
Alfredo
tiene conocimiento de una persona, un joven suizo que también desea ascender al Illimani.
Dominique tiene 20 años y está viajando por el mundo. Ha ascendido Kilimanjaro,
y ha visitado Sudáfrica. En la actualidad recorre Sudamérica (Brasil,
Argentina, Chile...). Más adelante llegará a Estados Unidos. Es buen escalador,
habiendo superado pasos de VII grado.
Alfredo
nos alquila algo de material que nos recomienda para la escalada del Illimani.
También nos ofrece el transporte hasta la base de la montaña. En un “tira y
afloja” llegamos a un acuerdo en precios.
Llueve
con intensidad en La Paz. Hasta
ahora, todo el tiempo que llevamos en Bolivia no habíamos visto caer una gota
de agua. Estamos obligados a retrasar la salida pues en el Illimani será una buena
capa de nieve la que se haya acumulado.
No
será Alfredo quien nos lleve a la base del Illimani. Tiene algún problema
mecánico con su vehículo y en su lugar un amigo suyo, Chicho, será quien
finalmente nos lleve a Mina Urania desde donde iniciaremos la ascensión.
Nos lleva 4 horas de viaje en todo-terreno para los aproximadamente 50/60 kms por una pista de continuas subidas y bajadas, curvas y contra curvas, hasta llegar a la base de la montaña.
Nos lleva 4 horas de viaje en todo-terreno para los aproximadamente 50/60 kms por una pista de continuas subidas y bajadas, curvas y contra curvas, hasta llegar a la base de la montaña.
Llegamos
a Mina Urania (alt. 3.800 mts) donde también residen con sus familias trabajadores mineros que extraen
mineral de Wolframio.
Conforme
a la información recibida, seguimos un evidente camino que remonta el valle.
Alcanzamos un collado por donde también pasa una pista que posiblemente conecte
con las numerosas minas de la zona.
En el camino saludamos
a un campesino con quien entablamos conversación. Dice que lleva deambulando
varios días en busca de trabajo de minero. A falta de otro entretenimiento en estos momentos para él, se
pega a nosotros y nos acompaña hasta el lugar en el que decidimos montar el
primer campamento avanzado (alt. 4.450 mts).
Hasta
aquí hemos llegado en 4 horas de marcha, siendo para Elías un verdadero
suplicio debido a las molestias por un proceso de resfriado.
El
minero Víctor nos ha servido de guía improvisado y le damos algo de comer.
También nos pide que para pasar la noche pueda juntarse con nosotros dentro de
la tienda. Como debido a la limitada capacidad no será posible, tampoco insiste.
Parece que lo comprende y decide ir hasta unas cabañas que conoce donde le
facilitarán cama.
La
cabaña está como a media hora. Mañana regresará temprano a nuestro encuentro pues
se ha ofrecido para portear la mochila de Elías.
A la
mañana siguiente, Víctor se presenta muy temprano. Nos dice que los
campesinos de la cabaña a la que se ha dirigido no le han querido dar cobijo
por el hecho de ser minero. Ha tenido que pasar la noche acurrucado junto a unas piedras,
aguantando las bajas temperaturas y apenas sin poder dormir.
Recogemos
la tienda, organizamos las mochilas y emprendemos la marcha siguiendo una senda
entre terreno pedregoso, sin nada de vegetación.
Víctor
se encarga de portear la pesada mochila y de esta manera Elías puede subir
más cómodamente con posibilidad de recuperarse de cara a las siguientes jornadas.
Además
de porteador nos hace de guía. Víctor conoce bien la ruta hasta el siguiente
emplazamiento en “Nido de Cóndores”. Va por delante de nosotros con una marcha
difícil de seguir. Se le ve fuerte. Nosotros vamos mucho más despacio.
Es
impresionante. No parece sencillo encontrar paso entre grietas y séracs.
Afortunadamente la ruta de ascensión no sigue por estas paredes que vemos en la
imagen.
Son
las 3hs de la tarde cuando llegamos al emplazamiento de “Nido Cóndores” (alt.
5.450 mts.).
Pagamos
a Víctor lo convenido por el porteo de la mochila de Elías y un “extra” por haber
hecho de guía. También le damos lo que podemos de alimento. Le comentamos si
quiere venir a nuestro encuentro cuando regresemos dentro de 3 días y en
principio está de acuerdo.
La
temperatura es fresca cuando salimos de la tienda a la mañana siguiente.
Apenas
hemos podido dormir debido al cansancio y la altitud. La jornada anterior hemos
salvado un desnivel de 1.000
metros con peso en las mochilas de unos 18 kilos.
Cuando
nos disponemos a salir de Nido de Cóndores ya está dando el sol. Los primeros
metros todavía por pedrera.
Pronto
entramos en el glaciar y ascendemos sobre hielo erosionado.
Elías ya parece se encuentra recuperado de sus molestias de días anteriores y se halla animado y con fuerzas. Le vino muy bien la ayuda del porteador Víctor en la anterior jornada.
Alcanzamos
una amplia plataforma desde donde tenemos una buena perspectiva de la montaña.
Sin embargo, la nieve que ha caído recientemente ha cubierto las posibles
huellas de los expedicionarios que hayan subido durante esta temporada. No
tenemos referencias de la ruta, pero gracias al buen tiempo disponemos de buena
visibilidad. Seguiremos por donde lo veamos más evidente.
Cruzamos
una grieta para luego trepar otra fuerte pendiente de unos 45º de inclinación
con tramos de hielo vivo. Todo va bien y llegamos al lugar en el que decidimos
parar para instalar el campamento 2 (alt. 5.750 mts.).
No
ha sido mucho el desnivel que hoy hemos ganado pero hemos terminado muy
cansados. Hay una buena plataforma para colocar la tienda y descansamos.
Nos
quedan unos 650 metros
de desnivel hasta la cumbre. No tenemos ni una ligera huella ni señal que nos sirva de referencia.
Echamos un vistazo hacia adelante, hacia arriba. Estudiamos el posible
itinerario que nos parece más razonable evitando las grietas hasta situarnos en
la arista cimera.
Tras
estas observaciones, comentamos sensaciones. Y cuando se pone el sol no nos
queda otra que meternos en los sacos. Fuera de la tienda el frío es muy intenso...,
insoportable.
Nos
levantamos pronto el día 21. A
las 8hs ya estamos en marcha. La nieve alterna tramos dura donde se progresa
bien, y otros tramos en los que hay que abrir profunda huella que desgasta a
quien va primero.
Elías abriéndonos huella sobre nieve profunda. Iremos alternando las posiciones...
Elías abriéndonos huella sobre nieve profunda. Iremos alternando las posiciones...
Llegamos
a la base de una pendiente de hielo de considerable inclinación donde aseguramos
largos con clavos para hielo. A Elías se le afloja un crampón en un momento
delicado. Aseguramos la situación y logra recuperar la normalidad.
Superada
la larga pendiente, lo que nos queda ya no presenta serias dificultades. De esta
manera afloja la tensión. Pero en cambio es la niebla la que aparece cuando
avanzamos sobre la arista cimera. Con la niebla llega también un frío intenso.
Se nos hace largo llegar hasta la cumbre.
Son
las 2hs cuando por fin nos encontramos sobre la cima Sur del Illimani, a 6.462 metros de
altitud. Nos felicitamos entre nosotros. Tomamos algunas fotos testimoniales.
Es una lástima no poder disfrutar de la cumbre, pues no es posible contemplar las panorámicas que tiene que haber. La niebla nos lo impide.
Es una lástima no poder disfrutar de la cumbre, pues no es posible contemplar las panorámicas que tiene que haber. La niebla nos lo impide.
Hay
otra cota en la misma línea a unos 100 metros de distancia, a la que
también decidimos pasar.
En la foto: Dominique, Leopoldo y Elías.
En la foto: Dominique, Leopoldo y Elías.
Sin
más entretenimientos, nos damos por satisfechos y nos disponemos a abandonar la
cumbre. No se puede estar mucho tiempo en estas condiciones.
El
descenso con precauciones y tratando de seguir las huellas de subida.
Afortunadamente la niebla solo cubre la parte superior de la montaña y tenemos
suficiente visibilidad en el descenso.
Llegamos
al campamento 3 a
las 5hs de la tarde. Estamos bastante cansados pero satisfechos. Pasamos la
noche y nos recuperamos.
A la
mañana siguiente recogemos sin entretenernos siquiera para desayunar. El frío
es muy intenso. Pero hay que aguantarse.
Pasamos
una incómoda zona con penitentes de las mismas características que ya
conocíamos del Huayna.
Y ya
dejamos el glaciar para continuar descendiendo por pedreras.
Descansamos
un largo rato aprovechando a ingerir algo de alimento a modo de desayuno que
no habíamos tomado a primera hora.
Es
aquí donde ya nos sentimos más aliviados.
Pol nos recuerda las palabras típicas en él y que nos dijo cuando subíamos: “Si hacemos cumbre en el Illimani, nos daremos con un canto en los dientes”.
Pol nos recuerda las palabras típicas en él y que nos dijo cuando subíamos: “Si hacemos cumbre en el Illimani, nos daremos con un canto en los dientes”.
Otro
detalle en la bajada es que no podemos resistirnos a calmar la sed en el primer
hilo de agua que descubrimos.
Hemos
de detenernos numerosas veces debido al cansancio.
Recordamos
que en la subida habíamos quedado en que Víctor vendría a nuestro encuentro
para guiarnos hasta Cohoni. Pero no asoma por ninguna parte.
Dominique
había dejado algunas pertenencias suyas junto a unas rocas, y por más vueltas que
hemos dado no vemos ni rastro. Cómo habrán desaparecido?
Nos
despedimos definitivamente de la montaña Illimani y de sus glaciares. Tenemos
que seguir bajando.
Pero
nos parece difícil llegar a algún lugar civilizado a través de un paisaje tan
extremadamente desértico.
No
vemos nada clara la ruta que tenemos que seguir. Tampoco logramos entender cómo
es que Chicho nos dijo que volviésemos a Cohoni en lugar de a Mina Urania donde
nos había dejado a la subida.
Más
o menos estamos orientados y podemos saber la dirección en la que se encuentra este poblado. Pero conseguir
llegar sin dificultades será un gran logro.
Estamos
muy cansados y sacamos fuerzas de flaqueza para no desanimarnos y seguir
descendiendo.
En
algunos momentos intentamos seguir algunas falsas sendas que ante nuestra
desesperación se difuminan sin conducir a ninguna parte.
Después
de varias horas deambulando por terreno desértico, cruzando barrancos sin
evitar tramos de subidas, por fin damos con una acequia donde vemos algunos
campesinos que regresan al poblado después de haber finalizado su jornada de
trabajo. Nos confirman que por ese camino vamos bien para llegar a Cohoni.
La
última hora hasta llegar al final se nos hace relativamente amena por la
compañía de estos campesinos con quienes charlamos. Tienen curiosidad por
nosotros y nos preguntan sobre la razón de venir desde España solo para subir a
la montaña sin ninguna razón material. Para ellos es incomprensible. Es difícil
que entiendan nuestras explicaciones cuando ellos solo hacen algo por alguna
compensación económica o material. Les decimos que en nuestro país, muchos de
nuestros compatriotas tampoco nos comprenden.
Felizmente,
muy avanzada la tarde, llegamos a Cohoni donde nos esperan Chicho y Maria José
que estaban muy impacientes debido a nuestra tardanza. Pero han de comprender que
nos hemos dado una soberana paliza descendiendo desde los 5.700 metros hasta 3.700 metros con el
consiguiente desplazamiento por un terreno desconocido en el que debíamos
intuir la buena dirección.
Ahora
ya todos reunidos podemos celebrar el éxito de nuestra ascensión al Illimani con
unas mandarinas, plátanos y escabeche, acompañado todo ello con dos litros de agua
limonada, que dada nuestra evidente deshidratación desaparecen de inmediato.
Al día
siguiente ya en La Paz,
seguimos con la deliciosa dieta a base de mucha fruta variada.
Camino Inca del Takesi descendiendo a la región de
Yungas.
Descansamos un par de días y disponiendo todavía de algunas fechas decidimos aprovecharlas recorriendo un antiguo camino Inca que desciende hasta la región de los Yungas.
En el todo.terreno de Bernardo Guarachi llegamos en dos horas hasta la Mina San Francisco (alt. 4.200 mts) donde iniciamos este camino Inca.
En el todo.terreno de Bernardo Guarachi llegamos en dos horas hasta la Mina San Francisco (alt. 4.200 mts) donde iniciamos este camino Inca.
Hay
varias bocas de mina donde se trabaja en la extracción de Wolframio.
El
camino alcanza el collado “Alto de Apacheta" (alt. 4.700 mts) desde donde ya
será todo bajada
Pasamos
junto a este lago y puede decirse que aquí inicia el río Takesi.
No
es fácil encontrar un pequeño hueco para poder colocar la tienda junto al
camino. Aquí pasamos la noche.
El
valle del Takesi
El
camino serpentea por la ladera del valle.
Varios
tramos del camino se hallan empedrados.
Ruinas
que parecen ser de una antigua mina.
Cabañas
de Takesi, primer poblado en el camino Inca.
Niños
del valle.
Una
parada junto al arroyo de Takesi.
Barracones
de mina Chojlla.
Colegio
de Chojlla.
Instalaciones
de la mina.
Vista
general de mina Chojlla.
Chojlla
es una importante población minera que en esta época en que la visitamos
(año 1.983) tenía una población de 3.000 habitantes.
Acudimos
al director del colegio de mayores y con él tenemos una larga conversación. Nos
cuenta infinidad de detalles sobre la población:
Hay
muchos niños
Nos
comenta que el minero gana bien. Pero que hay
demasiados niños. (familias numerosísimas de entre 8 y 15 niños por familia).
Disponen
de TV para que los niños estén entretenidos mientras los padres pueden también
entretenerse en preparar otros más…
La
luz es gratis para ellos. Igual que la vivienda. La comida a muy bajo precio.
Disponen de vales para pan a un precio muy económico. La carne
también muy económica, etc, etc.
Con
el permiso del director, podemos pasar la noche en una de las dependencias del
colegio.
Al día
siguiente asistimos a un mitin obrero con reivindicaciones para los
trabajadores y sus familias. Después de 3 horas la asamblea se disuelve.
Seguimos
nuestra ruta descendiendo hasta Yanacachi donde pretendemos coger algún
transporte que nos lleve a Coroico.
Cosa
complicada y difícil. Nos comentan que hay huelga de transporte. Con lo cual, a
ver qué tal se nos da el plan de visitar esta población.
La
verdad es que todo se complica. Solo hay posibilidad de que consigamos subir a algún
camión de carga. Pero los pocos que pasan o no quieren hacerse cargo o van
llenos hasta las cartolas de campesinos con sus respectivas mercancías.
Hacemos
noche en Chulumany con la esperanza de que al día siguiente logremos subir a
alguno de los pocos camiones que nos puedan llevar hasta La Paz.
Se
nos pasan las horas esperando hasta que finalmente, a las 2 hs. de la tarde llega
un camión que podría llevarnos. Logramos subir y acomodarnos sobre cajas de
botellas. Detrás de nosotros sigue subiendo gente y más gente. En el trayecto todavía
sube más personal, todos con sus respectivas mercancías, a pesar de que ya nos
parecía que no podría caber nadie. Ahí nos amontonamos encima de las cajas de
botellas, con sacos de naranjas, verduras… mercancía de lo más variada. Variada como
el tipo de gente. Hablamos con ellos, nos preguntan, se interesan por nuestras
vidas en nuestro país.
Tragamos
mucho polvo en el trayecto. La pista es estrecha y el problema, gran problema,
es cuando dos camiones se cruzan. Hay que parar, hacer maniobras delicadas…
mientras vemos unos precipicios que dan miedo. El fondo del valle en algunos
casos puede llegar a estar a unos 800 metros de caída. Es la “carretera de la
muerte”. Son muy habituales los accidentes. Así que, bueno... Terminar sanos y salvos de
este viaje ya es un gran logro.
La región de los Yungas está muy baja siendo características las extensas plantaciones de café y coca.
El
grave problema de transporte nos ha condicionado nuestra original idea de
visitar con algo detenimiento algunas de las poblaciones como podía ser Coroico. Pero
tenemos que descartarlo y si hemos conseguido subir a este vehículo, no vamos a
arriesgarnos a permanecer por días en estos valles.
A La Paz llegamos en 5 horas y
media de viaje infernal en un recorrido que habrá podido ser de unos 80 kms.
Preciosas las imágenes y la descripción de la escalada. Mira que habéis visto plantas y piedras, como el canto con el que Leopoldo se da en los dientes...
ResponderEliminarSon una maravilla las expediciones a las regiones de habla hispana porque te puedes enrollar con todo el mundo. Un abrazo.
En poco tiempo estoy trayendo por aquí muy gratos recuerdos de una añorada época.
EliminarAún me queda algo más que contar, que fué el resultado de una iniciativa tuya. Lástima que tampoco pudistes acompañarnos en esa ocasión.
Ángel, Un abrazo.
Alucinante Javier!!!. Que buena entrada y que buenas fotos.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Luis.
EliminarLas fotos... es lo que he podido recuperar del estado deteriorado de las diapositivas que hacíamos en aquéllos tiempos. No hay calidad, pero sí hay "testimonio".
Un abrazo,
Javier