Huayna Potosí enfocado desde Chacaltaya.
Si
en el año 1.978 visitamos la
Cordillera de los Andes en Perú, con ascensiones a Nevado
Pisco y Huascarán Norte, posteriormente volvimos en 1.983 a los Andes, esta vez
en Bolivia viajando hasta La Paz
vía Río de Janeiro.
El
grupo en esta ocasión ya fue más reducido que las primeras expediciones que realizamos
tanto a África como a Perú. En Bolivia estuvimos: Leopoldo Valdivielso, María José
Martínez, Elías Ureta y Javier Ureta.
El
objetivo principal de este viaje es el macizo de Illimani (alt 6.462 mts) cuya dominante montaña tenemos a la vista desde la misma capital La Paz (alt. 3.650 mts).
Como aclimatación ascendimos Huayna Potosí (alt. 6.088 mts).
Como aclimatación ascendimos Huayna Potosí (alt. 6.088 mts).
En esta primera entrega publico la ascensión a Huayna Potosí, mientras que la ascensión a Illimani la dejo para la siguiente publicación.
Panorámica
de parte de la ciudad de La Paz
tomada desde alguna altura. La ciudad está situada en un amplio cañón originado
por el río Choqueyapu y ocupa tanto la base del valle como sus laderas
adyacentes.
Es
la capital más alta del mundo y una de las ciudades situadas a mayor altura. Su altitud media es de unos 3.650 mts sobre nivel del mar, extendiéndose incluso hasta
los 4.070 mts en la meseta del Altiplano donde se encuentra el área
metropolitana “El Alto”.
Desde
la ciudad se alcanza a ver el macizo del Illimani altura mayor de la Cordillera Real,
situado a unos 60 kms de la capital boliviana.
Este
enorme macizo tiene más de 8 kms de longitud y cuatro cumbres principales que
sobrepasan los 6000
metros
Las
cimas más destacadas son: Pico del Indio o Sur (alt 6.462 mts), Pico La Paz o Central (alt 6.362 mts),
Y Pico Kuhm o Norte (alt 6.380 mts),
La
cumbre Sur (derecha en la imagen) es la que pretendemos ascender en esta
nuestra visita a Bolivia.
La Paz.
Palacio del Congreso.
Calles
muy inclinadas que descienden hasta la base del valle.
Callejeando
por los barrios de la ciudad nos llama la atención la indumentaria y costumbres de los
habitantes.
El
hecho de pasar unos días en La Paz
(altura superior a los 3.650
metros), nos va sirviendo para ir preparando el organismo
a alturas superiores. En los primeros días estamos notando los efectos, siendo los síntomas más notorios
el cansancio y el dolor de cabeza.
Antes
de involucrarnos en las ascensiones de nuestros objetivos, aprovechamos el tiempo
para realizar algunas visitas turísticas, siendo de nuestro interés la ciudad de Copacabana,
a 155 kms de La Paz. Esta
ciudad (alt 3.841 mts) es un importante centro religioso de Bolivia y se
encuentra a orillas del lago Titicaca, al pié de los cerros Calvario y Niño
Calvario.
Es
costumbre adornar maquetas de casas y vehículos para ser bendecidos por los
sacerdotes del santuario con el objeto de tener buen futuro.
Las
orillas del lago Titicaca se hallan muy solicitadas por las lavanderas.
Y
niños cuidando de los "chanchos" domésticos como si se tratase de mascotas.
También
realizamos una visita a Chacaltaya (alt. 5.375 mts) situado a unos 30 kms al
Noroeste de La Paz. Las
instalaciones de este pequeño centro
turístico están controladas por el Club Andino Boliviano.
Era considerada
la pista de esquí más alta del mundo con base en el glaciar Chacaltaya. (En la
actualidad este glaciar ha desaparecido y como consecuencia creo que la zona ya no es apta
para las actividades de esquí).
Un
frecuentado camino por el borde del glaciar nos lleva hasta el punto más elevado
de la montaña (alt 5.421 mts).
Desde
la cota Chacaltaya tenemos una interesante panorámica hacia la montaña Huayna
Potosí (alt. 6.080 mts), uno de los objetivos de ascensión en nuestro viaje a
Bolivia.
Detalle
con zoom de Huayna Potosí.
En La Paz hemos contactado con el
guía de montaña Óscar Fernández del Club Andino Boliviano quien nos ofrece
valiosa información acerca de la ruta de ascenso al Huayna Potosí.
El
mismo Óscar es quien nos lleva en su todo-terreno hasta la laguna Zongo (alt.
4.700 mts) desde donde parte la ruta de subida al Huayna.
La
panorámica que tenemos hacia el Huayna es sorprendente y muy atractiva. Sabemos que la meteo será buena para los próximos días, con lo que si se mantienen los pronósticos de buen tiempo, confiamos seguir correctamente
la ruta tal como nos la ha detallado Óscar.
Sin
otros medios externos (no hemos contratado ni guía ni porteadores), partimos de
Zongo siguiendo en principio una senda definida por el uso. Vamos muy
cargados de peso en nuestras mochilas pues tenemos idea de hacer dos
campamentos intermedios antes de la subida final.
Por delante de mí avanzan Elías, María José y Pol.
Por delante de mí avanzan Elías, María José y Pol.
Nos
dejamos llevar por la senda que por momentos discurre cercana a glaciares
colgantes.
La
ruta también nos hace pasar por tramos incómodos de bloques de piedra.
Después
de 2 horas y media nos detenemos para montar el primer campamento a 5.100 metros de altura
sobre una pequeña plataforma de hielo. Solamente hemos superado 400 metros de desnivel
pero al ir tan cargados es más que suficiente. Por otra parte tenemos que ir
adaptando nuestro organismo a la falta de oxígeno debido a la altura,
Hemos
pasado la noche con molestias, principalmente dolor de cabeza. Es una cosa muy
normal debido a la altura.
No
madrugamos. Esperamos a que dé el sol sobre la tienda para levantarnos.
A
partir de aquí el resto de la ruta será sobre nieve/hielo.
Realizamos
numerosas paradas/descansos. Tampoco hoy pretendemos superar mucho desnivel.
Tenemos todo el día para llegar a la ubicación del siguiente campamento.
Una
mirada hacia abajo donde se encuentra la laguna represada de Zongo. Por encima de ella,
supongo sea la montaña Charquini (alt. 5.392 mts).
Al
fondo a la derecha, no hay duda: es el Illimani.
Después
de 3 horas, nos detenemos cuando estamos a la altura de 5.500 mts. (campamento alemán). Es una plataforma amplia
para poder instalar bien la tienda. Tenemos una vista impresionante sobre la
cara Sur del Huayna.
Está
claro que no pretendemos hacer una subida rápida. Con nuestro planteamiento
estamos adaptando lentamente el organismo a la altura y quizá de esta forma podremos
asegurar que la ascensión se lleve a cabo sin grandes complicaciones.
Desciende
un italiano solitario del Huayna y charlamos unos momentos. Nos comenta sus
impresiones y sus sensaciones de la subida y de la cumbre. Para nuestra
tranquilidad, también nos confirma que no encontraremos serias dificultades en
la ascensión.
A
las 4,30’
se oculta el sol por detrás del Huayna y quedamos a la sombra. Rápidamente baja
la temperatura y no nos encontamos cómodos en el exterior. Enseguida nos metemos en la
tienda y dentro de los sacos podemos estar mejor que a la intemperie.
Son
las 6,30’
cuando amanece al día siguiente. Nos cuesta decidirnos para salir al exterior, cosa
que hacemos al igual que el día anterior, cuando el sol ya calienta la tienda.
Sin mucha prisa tomamos algo a modo de desayuno y nos preparamos para la ascensión final. Salimos del campamento a las 9hs.
Al
poco de abandonar el campamento tenemos que superar una inclinada pendiente de
hielo en la que aseguramos con algunos tornillos para hielo.
Superada
la pendiente luego seguimos con relativa facilidad. Siempre atentos a las
numerosas grietas que se interponen en nuestra camino.
Pol sentado y descansando. Elías permanece de pié fijándose en lo que aún nos queda de ascensión.
No cabe duda de que movernos y avanzar requiere esfuerzo. El cansancio a causa de la altura no nos permite seguir sin que hagamos numerosas paradas. Nos tomamos nuestro tiempo. El día es bueno. No tenemos prisa.
Al
no haber posibilidad de bordear algunas de las grietas tenemos que pasarlas saltando. Impresiona la profundidad vertical en la que se hunden sus paredes de
hielo vivo.
Pocos
metros antes de alcanzar la arista cimera tenemos que atravesar una amplia superficie de pequeños
“penitentes” de hielo, formados por la acción del sol y de la erosión del
viento. Resulta muy incómoda y lenta la marcha sobre este terreno, teniendo que
ir rompiendo las numerosas agujas y cuchillas de hielo para poder avanzar.
La
arista cimera es muy aérea con espectacular caída hacia ambos lados.
Felizmente
después de 6 horas de ascensión nos situamos sobre la cima de Huayna Potosí
(alt. 6.088 mts).
En la cima de Huayna Potosí quedan retratados Pol y Elías.
Nueva toma testimonial, en este caso Pol y Javier.
Tanto
la arista como la cima son muy estrechas y aéreas. Conviene que nos mantengamos
asegurados con la cuerda. En este caso Pol está atento a mis movimientos mientras me he desplazado unos metros al otro extremo de la arista.
Permanecemos
varios minutos sobre la cumbre de Huayna. El momento y las panorámicas lo
merecen. Tenemos mucha suerte. La temperatura no es muy fría. No hay viento. El cielo prácticamente despejado.
No
puedo identificar las montañas de la Cordillera Real
de los Andes que se ven desde el Huayna, pero entre ellas seguro que están
Illampú (alt 6.485 mts), Ancohúma (alt. 6.427 mts), y por supuesto Illimani
(alt. 6.462 mts).
Regresamos
sobre nuestros pasos por la afilada arista de hielo asegurando cada movimiento.
No podemos despistarnos. Hay que estar atentos y no confiarnos.
Y
volvemos a pasar por la zona de los incómodos “penitentes”. Cuchillos de hielo muy afilados.
En
el descenso nos detenemos en alguna de las grietas que gotean del deshielo. Elías Intenta
rellenar las cantimploras siquiera para humedecer los labios y la boca. Estamos
pasando mucha sed.
Tomamos muchas precauciones con las grietas y algunas de las fuertes pendientes
por las que hemos de descender. Anochece cuando por fin llegamos al campamento
2.
A la
mañana siguiente dejamos el campamento 2 y en el descenso nos cruzamos con el
guía Óscar y dos clientes que suben hacia el Huayna. Más abajo también
saludamos a otra cordada. Esta montaña tiene aceptación.
A
mediodía llegamos a la laguna de Zongo y compartimos unas cervezas con el
guarda de la presa. Nos comenta que ha estado siguiendo la evolución de
nuestros movimientos. Conoce la ruta y como hemos tardado en regresar ya estaba
preocupado pensando que nos podríamos haber extraviado.
Nos
despedimos de esta bonita montaña.
El
regreso a La Paz
lo hacemos en un todo-terreno que habíamos contratado por mediación del guía
Óscar. Agradecemos la puntualidad tanto en hora como en fecha tal como habíamos acordado.
En La Paz ante nuestra gran
sorpresa, somos recibidos con música por la banda infantil.
(Esto es solo una broma).
(Esto es solo una broma).
Tenemos
que descansar pero no quiere decir que permanezcamos inactivos en el hotel. Callejeamos y
vemos el ambiente de la ciudad.
También
hacemos alguna visita turística cerca de la capital boliviana.
A 72
kms de La Paz y
muy cerca del lago Titicaca se encuentra Tiahuanaco, antigua ciudad
arqueológica, centro de la civilización Tiahuanaco de cultura preincaica.
En
la foto, templete semi-subterráneo.
Tiahuanaco.
Puerta del Sol.
Tiahuanaco.
Monolito Ponce.
Campesinas.
Población
Boliviana.
El
Illimani se puede ver desde muchos lugares de La Paz aunque en distancia sea de unos 60/70 kms al
Este de la ciudad. Hacia allí nos dirigiremos en breve.
Esta me la perdí porque ya vivía en Canarias. Recuerdo, emocionado, en una salida a Picos de Urbión,como lloraba María José porque pensaba, por el dolor, que se la iban a congelar las manos. Buen trabajo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, amigo Ángel.
EliminarEste detalle que comentas acerca de las sensaciones de María José es muy conmovedor.
Aunque bien es verdad que en alta montaña hemos pasado muchos momentos de intenso frío, afortunadamente hemos superado las situaciones y regresado sin secuelas. Hemos tenido mucha suerte!.
Un abrazo!.
Impresionantes la descripción y fotos a este precioso pico de los Andes.
ResponderEliminarHe disfrutado mucho con la lectura.
Menuda arista cimera !
Y las grietas del glaciar...
También es curioso los penitentes de hielo. Menudo esfuerzo abrise paso entre ellos !!
Gracias por compartilo.
Un abrazo.
Kike
Me alegro que te guste, Kike.
EliminarAhora que estoy rememorando con las fotos que conservo y los apuntes que me traje de aquéllas expediciones, yo también me entusiasmo con estos recuerdos.
Hemos pasado momentos inolvidables y por qué no compartirlo para que vosotros también podáis disfrutarlo sin que se conserve como un mero recuerdo personal.
Un abrazo,
Javi