Al pié del Kilimanjaro caminando sobre la meseta denominada
“Silla de montar”.
Estamos en el año 1.977 cuando varios jóvenes de Burgos socios
del Club Alpino Burgalés decidimos aventurarnos hasta las montañas africanas
(Kilimanjaro y Monte Kenya). Eran años en los que por parte del alpinismo español, la inquietud por experimentar nuevos retos lejos de nuestros macizos
nacionales estaba creciendo de forma espectacular y nosotros no queríamos perder
esa estela.
En aquéllos tiempos lanzarnos a una aventura como esta, el principal problema
era el económico. Sin ayudas externas solo podíamos contar con nuestras propias
aportaciones, nuestros ahorros y renuncia a otras muchas cosas. En cuanto a otros temas
como la preparación física y técnica, contábamos con la experiencia de
numerosas rutas de ascensiones tanto en nuestras montañas como en los Alpes donde varios miembros del grupo ya habían realizado vías de reconocida
dificultad. De la Federación Española de Montañismo obtuvimos el permiso correspondiente así como información de las rutas de ascensión
tanto al Kilimanjaro como al monte Kenya.
.
En edades comprendidas entre los 24 y 32 años, el entusiasta grupo lo formábamos: Leopoldo
Valdivielso, Jesús González, Ángel Alegre, Javier Frías, Pablo García, Juan
Garijo, Juan José Plasencia, Elías Ureta y Javier Ureta.
Mochilas, petates, bolsas…
Montón de equipaje para facturar en el aeropuerto de Barajas antes de emprender
vuelo el 31 de Julio de 1.977.
Elías y resto del grupo subiendo al avión de la compañía Sabena. Para llegar a Nairobi hemos de hacer
transbordo en Bruselas.
Nos abordan por las calles los
kenianos e intentan colocarnos falsos souvenirs. Somos novatos y muy jóvenes y
alguno de nosotros sí que cae en el engaño con lo que ellos dicen son pulseras
de “pelo de elefante” cuando realmente no es otra cosa que paja de bambú
pintada.
Vemos cómo funciona en
algunos casos el transporte público. En la furgoneta van entrando personas y
más personas. Da la impresión de que en el interior cabe todo el que se lo
proponga.
Ahora nos toca a nosotros. En
la furgoneta de 10 plazas del dueño del hotel en el que hemos estado alojados logramos
entrar además del conductor, nosotros 12 y también todo nuestro equipaje. En
este país son unos genios organizando el espacio interior…
Tenemos una contrariedad y
el asunto es muy serio. Nos podemos quedar sin cumplir con nuestro sueño. Estamos
en Kenya y para ascender al Kilimanjaro debemos de pasar al país vecino Tanzania. Tal
como nos han dicho en la embajada española cuando hemos acudido a dar
conocimiento de nuestra estancia en Kenya, en la actualidad no hay buenas
relaciones entre estos dos países y como consecuencia las fronteras están
cerradas. En la misma embajada nos comentaron sobre la posibilidad de pasar a
Tanzania por barco. Por esta razón hemos decidido viajar hasta Mombasa, puerto
marítimo, y vamos a intentar de enrolarnos en algún barco mercante para llegar
a Dar-es-Salaam, ciudad de Tanzania. Las gestiones que realizamos con algunas navieras
y otras agencias marítimas no finalizan con éxito. Incluso hablamos
directamente con el capitán de un barco japonés que zarpará al día siguiente
pero tampoco está dispuesto a arriesgarse con nosotros.
Desanimados por el negativo
resultado de nuestros intentos, seguimos pensando cómo encontrar otra
alternativa que nos ayude a pasar a territorio tanzano. Mientras unos hemos
estado por el área portuaria haciendo las gestiones con agencias marítimas y
barcos, otra parte del grupo llegan con diferentes ideas tales como regresar a
Nairobi y tomar avión que nos lleve a Tanzania. Esta posibilidad sobrepasa
nuestras posibilidades económicas y de momento la descartamos. Otra alternativa
por la que finalmente nos decidimos, será desplazarnos en autobús hasta el paso
fronterizo de Taveta y allí comprobaremos posibilidad de paso.
Viendo que se nos pone
difícil el tema, un poco cansados sobretodo por la incertidumbre, ya al
atardecer nos acercamos hasta la playa del océano Índico para distraernos un poco.
El viaje en autobús hasta
Taveta supone varias horas aunque resulta llevadero distrayéndonos
observando a través de la ventanilla el paisaje e imaginándonos cómo puede ser
la vida de la población lejos de las ciudades. Bastante diferente a la que estamos
acostumbrados en nuestro país.
En Taveta (Kenya), no sin
dificultades con los funcionarios y policía, pasamos con éxito los controles
fronterizos kenianos con los oportunos sellos en pasaportes y visados.
Estamos en una situación de total aventura. Lo que a continuación hemos de
hacer, es cargar con el peso de los equipajes y trasladarnos andando los 5 ó 6
kms de distancia por terreno de “nadie” hasta el control tanzano.
Sabemos de la posibilidad de
que si la policía y funcionarios tanzanos se niegan a dejarnos pasar, tendremos
que quedarnos en este espacio entre ambos puestos fronterizos hasta la fecha
prevista en la que figura en nuestros visados que regresaremos a Kenya.
Hemos tenido suerte. Afortunadamente
no ha habido problemas con los funcionarios tanzanos y por fin respiramos
muy satisfechos dentro del territorio de Tanzania.
Ahora en un par de vehículos nos trasladamos hasta la cercana población de Marangu donde de antemano teníamos reserva en el
hotel Kibo.
Podemos estar muy
satisfechos de haber logrado lo que hasta ahora considerábamos como lo más
complicado de toda nuestra aventura.
Marangu (1.860 mts) está situada muy cerca
de la ladera Sur del Kilimanjaro y es como base para las ascensiones a la
montaña más alta de África siguiendo la “Marangu route”.
Después de todo lo que nos
ha costado llegar hasta donde ahora nos encontramos, no queremos seguir vaciando en
exceso nuestros bolsillos. Asumimos un esfuerzo más y decidimos cargar con los
equipajes los 6 kms que nos separan de la entrada al Parque Nacional del
Kilimanjaro. Allí contrataremos los reglamentarios guías y porteadores para las
sucesivas etapas que va a suponer la ascensión a la montaña.
En la entrada al Parque
Nacional del Kilimanjaro (alt. 1970 mts) se encuentra el hotel-residencia Ymca
pero también nos ahorraremos pagar el alojamiento. Pasamos la noche en
improvisado vivac bajo el bonito cielo estrellado.
A la mañana siguiente hay
mucho movimiento de personal. Además de numerosos curiosos, acuden los porteadores
y guías que tenemos contratados.
Desde que hemos llegado a
Marangu nos han estado abordando por la calle numerosos jóvenes locales ofreciéndose
como porteadores. Pero el tema está sobradamente reglamentado. Nosotros el día
anterior nos hemos preocupado de contratar dos guías. Luego ellos han
seleccionado los porteadores necesarios. Prácticamente está establecido que por
cada expedicionario se ha de contratar al menos un porteador que no deberá cargar
más de 18 kilos de peso. Por nuestra parte somos 9 más 3 vascos de Bergara que
se unieron al grupo desde España.
Los petates que llevan los
porteadores principalmente contienen buena parte del material personal de los
expedicionarios además de la alimentación prevista para los próximos 5 ó 6 días
que calculamos vamos a necesitar para subir y regresar. Nosotros vamos ligeros
de peso. En nuestras mochilas llevamos únicamente lo que cada uno considera más
indispensable.
La marcha debe de ser
tranquila. Los guías marcan el ritmo realizando varios descansos para irnos
aclimatando.
De esta manera en tres horas
cubrimos la primera etapa llegando al refugio Mandara (alt 2.727 mts.). Se
compone de una construcción principal a modo de estancia y comedor y otras
varias más pequeñas con literas para dormir. El conjunto de cabañas de madera
no rompe en exceso con el entorno.
Descansamos
en la terraza de la construcción principal junto con los guías y porteadores.
Por dificultades de idioma no podemos tener mucha comunicación con ellos.
Disponemos
de mucho tiempo libre que aprovechamos para dar un ligero paseo entre la
vegetación de la selva hasta la boca de un antiguo cráter.
Segunda
jornada. La numerosa caravana de expedicionarios y porteadores salimos a
primera hora hacia el siguiente refugio.
En estas condiciones, tras 4 horas de ruta llegamos
al refugio Horombo (alt. 3.780 mts). Mismo diseño y mismas comodidades que el
anterior refugio. La montaña cercana y rocosa que vemos en la fotografía es el Mawenzi
(alt. 5.149 mts) también de origen volcánico y que forma parte del macizo del
Kilimanjaro.
En el exterior la temperatura es fresca. Nos
encontramos más a gusto dentro del cómodo refugio comentando sensaciones y
dejando que pasen las horas tranquilamente. Javier, Leopoldo y Ángel Alegre.
Aspecto exterior del conjunto de cabañas/refugios de
Horombo Huts.
La hora de la comida/cena.
De frente: Leopoldo, Ángel Alegre, Elías y Juan Garijo.
De espaldas: Pablo, Ángel (de Bergara), Jesús González y Javier Frías.
Al
caer la tarde despeja la niebla y nos hace mucha ilusión poder contemplar la atractiva
montaña de origen volcánico: el Kilimanjaro.
Preparándonos
para salir del refugio y llevar a cabo la tercera etapa. También hoy ha
salido la mañana con niebla y humedad.
Extensa
llanura denominada “La Silla
de Montar” (a 4.200 mts de altitud) que separa Mawenzi de la principal montaña
de Kilimanjaro.
Avanzando
por la llanura “La Silla
de Montar” de algo más de 6 kms hasta el refugio “Kibo Huts”. Se nota la altura
en la que nos movemos y la marcha va siendo más pausada que en condiciones normales. El grupo se alarga en la distancia de acuerdo a las condiciones de cada uno.
Se
puede apreciar en la imagen la ubicación del refugio en la parte baja. También el trazado de la
ruta de subida por la ladera hasta la Gillman’s Point, que es la cota destacable justo en la parte superior de la ruta, ya en el borde del
cráter de la montaña. Nos espera un desnivel de más de 1.000 metros.
Han sido entre 5 y 6 horas lo que hemos necesitado para llegar hasta el refugio Kibo Huts
(alt. 4.703 mts)
Nos
habíamos acostado muy pronto, a eso de las 7 de la tarde. Pero nadie ha conseguido
dormir. La mayoría de nosotros sentimos los efectos de la altura con
dolores de cabeza y vómitos. Posiblemente no hemos realizado una adecuada
aclimatación.
Los
guías nos han recomendado madrugar y eso hemos hecho levantándonos a media
noche para salir del refugio a las 2 hs. Ni
que decir tiene que la temperatura es bajísima en una noche estrellada.
Con
nosotros suben los dos guías. Uno lidera la marcha por el trazado de la
empinada ladera evitando que ninguno de los expedicionarios se le adelante. El
otro guía cierra el grupo ordenando parar cuando alguno de nosotros necesita
detenerse. La progresión sobre la fuerte pendiente es muy lenta.
El
cielo estrellado deja paso a la claridad del amanecer y agradecemos recibir los
primeros rayos del sol.
Ya con la luz del día, 8 horas después de haber
salido del refugio, alcanzamos la primera cota del borde de la gran hoya volcánica
del Kilimanjaro, la Gillman’s
Point (alt. 5.700 mts).
Nos encontramos sumamente agotados pero a su vez muy
satisfechos por haber conseguido este objetivo. En representación de todos los
expedicionarios, Elías deja plasmado en el libro de cumbre nuestra
significativa gesta.
A la espalda de Elías una parte de los grandes campos
de hielo que podemos observar desde la Gillman’s Point.
La Punta Gillman no es la más elevada del monte Kilimanjaro. La cima
principal es Uhuru Peak 200
metros más alto. No quedaríamos totalmente satisfechos
si no intentamos llegar hasta dicho punto. El desnivel que aún queda, el largo desplazamiento por el borde del cráter y la altitud en la que nos encontramos supone un verdadero esfuerzo para los expedicionarios. Aunque no se presentan dificultades técnicas, el avance es muy torpe. Realizamos numerosas detenciones mientras seguimos observando las enormes masas de hielo.
Observamos hacia atrás el rocoso monte Mawenzi, a10
kilómetros de distancia en línea recta y separados por la meseta que habíamos
cruzado el día anterior.
Hasta que finalmente conseguimos situarnos en el
Uhuru Peak (alt. 5.895 mts). Se aprecia muy claramente el desfallecimiento de
los expedicionarios después del duro esfuerzo que ha supuesto alcanzar la
cumbre principal de Kilimanjaro.
La
emoción por haber llegado a la principal cumbre de Kilimanjaro en estos
momentos no se refleja en las caras de los expedicionarios. Sí que nos sentimos
satisfechos pero también muy agotados por el esfuerzo de la ascensión.
Descansamos un largo rato y plasmamos las fotos testimoniales que nos recuerden
el evento.
Obsérvese
a la derecha de la imagen el buzón de cumbre de la época (a día de hoy hace 40
años!). El maletín cobija el libro de firmas.
En
el Uhuru Peak posamos el grupo del Club Alpino Burgalés: Javier Frías, Pablo
García, Jesús González, Leopoldo Valdivielso, Javier Ureta y Elías Ureta.
Faltan Angel Alegre y Juan José Plasencia que descendieron con uno de los guías
desde la Gillman’s
Point. Juan Garijo es quien saca la foto.
En
esta otra imagen junto con el guía y los tres montañeros de Bergara
De
pié: Javier Ureta, Javier Uriarte, Leopoldo Valdivielso, Javier Frías, el guía Christopher
y los otros dos amigos vascos Jesús y Ángel.
Conseguido
nuestro “sueño” ahora queda regresar por la misma ruta de subida. Haremos
parada intermedia en Horombo Huts.
Nos
sentimos aún valientes y sin contratar servicio de porteadores, nosotros mismos
cargamos con los equipajes hasta el hotel en Marangu que se encuentra a 8 kilómetros de
distancia.
El regreso a Nairobi (Kenya) no resulta tan
complicado como cuando hemos venido. Enlazando sucesivos transportes pasamos
por Moshi, Arusha y luego Namanga donde se encuentra el paso fronterizo entre Tanzania
y Kenya.
Al llegar a Nairobi organizamos la segunda parte de
actividades en las montañas africanas, concretamente en el macizo del monte
Kenya.
¡A eso le llamamos 'Ojolince y Sra.' una gran aventura montañera!
ResponderEliminarY no sólo por la ascensión al mítico Kilimanjaro sino por la experiencia vivida en todos los aspectos, de convivencia, desenvoltura y supervivencia. Eran otros tiempos y supisteis afrontar la situación adaptándoos a vuestros recursos y los condicionantes del entorno y su momento.
¡Qué bien debías tener conservadas y organizadas estas fotografías y recuerdos, en papel y en tu cabeza, Javier!
Expones tan claramente todos los pormenores del viaje, que se diría que lo hubierais realizado hace escasos años y no parece posible que haya pasado la friolera de cuarenta.
Estas fotografías son verdaderas joyas que seguro conservarás y repasarás con cariño, pues resumen una vivencia de la que pocas personas podéis hacer gala. Ya entonces, tenías buen ojo fotográfico, y así es como hoy día has podido pormenorizar esta crónica con todo lujo de detalles: viajes, alojamientos, calles y gentes, además de los magníficos paisajes que nos detallan la ruta salpicada de momentos inquietantes y otros de gran alegría como esas foto del reto conseguido. ¡¡Las fotografías de los hielos son espectaculares!!
Enhorabuena por este resumen que nos parece una genial aportación a tu cuaderno virtual y que a 'Ojolince y Sra.' nos ha hecho disfrutar y ¡de qué manera!
Un abrazo.
Muchas Gracias amigos Juan Miguel y Tere por vuestras palabras. Fué una aventura en toda regla. Hace 40 años parecía que cada instante nos iba a proporcionar sorpresas. Ibamos con muy buena mentalidad y los numerosos problemas se solucionaban sobre la marcha. Qué bonita fué aquélla inolvidable experiencia en el continente africano con el objetivo de conseguir tan atractivos sueños montañeros. Luego vinieron nuevas aventuras que intentaré ir sacando de mis recuerdos.
EliminarUn abrazo,amigos!
Javier
Como he disfrutado con esta crónica histórica ! Siempre recordaré las fotos que tenías expuestas en casa de los abuelos de esta expedición...varías de estas imágenes son para mí inéditas pues las que tenías colgadas eran solo una selección. Hace cuarenta años...y estáis casi irreconocibles...Elías sin barba !!. Me quedo impactado sobremanera con las fotos del glaciar del Kilimanjaro desde la cumbre.
ResponderEliminarHoy días ha quedado muy reducido con el cambio climático que sufrimos...por eso estos testimonios son de un gran valor. Si no me equivoco también fue, la vuestra, la primera expedición castellano leonesa al techo del continente africano. Que grandes !! Me alegro un montón de que la prima Elena consiguiera animarte a publicar estas grandes ascensiones. Bravo ! Ya espero con ansia la próxima crónica al monte Kenya...
Un abrazo fuerte.
Kike
Me alegro, Kike, por el entusiasmo que se aprecia en tus comentarios.
EliminarVolver a recordar ahora esta aventura para mí también supone mucha alegría. Y si como parece, hay personas interesadas en ver las imágenes de hace 40 años... pues me satisface.
Me ha costado decidirme a publicar estas experiencias del pasado. Elena ha sido quien con su insistencia me ha hecho valorar la posibilidad y ahí estoy revisando material y recuerdos... A ver si consigo que me salgan unos resúmenes sin que resulten muy pesados.
En cuanto a lo que dices si fuimos la primera expedición castellano-leonesa en ascender al Kilimanjaro, ahora mismo no puedo asegurarte. Tampoco tiene demasiada importancia.
Un abrazo, Kike
Javi
Maravillosos recuerdos. Cantidad de anécdotas:el hambre que pasamos en Mombasa porque compramos una lata, de unos cuatro litros, en cuya etiqueta se veían trozos de carne frita y al abrirla vimos que contenía solamente el aceite para freir¡Aquella noche a la cama sin cenar.
ResponderEliminarEl día que bajamos del Kilimanjaro vimos dos porteadores que subían un ala delta y era el mismo modelo, Seagull III, que yo tenia y volaba en Burgos.¿Sabemos si consiguió volar?
Como siempre tus reportajes me maravillan y emocionan pero éste mucho más. Abrazos.
Bueno, Bueno. Angel.
EliminarDe verdad. Son recuerdos de una bonita aventura de aquéllos tiempos. Muchas, muchísimas anécdotas podríamos contar. Como esta que ahora me haces recordar, la lata de aceite en Mombasa... También las innumerables peleas con los nativos para conseguir que no nos engañasen... Pero todo no cabe en la página.
Al menos he intentado reflejar por aquí este 40 aniversario con el resúmen de fotos de la época. Porque en la actualidad seguro que no se vive una aventura como la nuestra.
Te recuerdas también del ala delta que subían los porteadores. Tu otra pasión, volar. Qué apasionante!
Me alegra leer tus palabras, Angel.
Sigo trabajando con algunos recuerdos más. Iremos viendo.
Un abrazo.
Javier
Buenas Javier soy Cristina, hija menor de Angel, no te puedes imaginar la ilusión que me hace leer estos relatos y fotografias de las aventuras montañeras de mi padre y sus compañeros. Ya las he leido un par de veces cada una y gracias a ti presumo de padre y alucino con las anécdotas y experiencias que tu memoria nos redacta. Me apasiona conocer ese pasado y ambiente que disfrutó Angel, y conocer esos aventureros de los que tantas veces le he preguntado. Ojalá poder vivir una experiencia similar con un grupo tan maravilloso como el que ustedes disfrutaron ya que mi sueño sería tener una vida como la de mi padre en sus "tiempos mozos" y leer este blog aviva mis ganas en cada renglón. Gracias por animarte a contarnos estas historias por aquí, y así poder recordarlas a menudo
ResponderEliminarUn abrazo y espero con ansias alguna más.
Gracias Cristina por tus palabras. Me alegro que por medio de estas páginas llegue a ilusionarte con las descripciones y fotos de algunas de las aventuras montañeras que compartíamos con tu padre Ángel y también con tu tío Luís. Me costó decidirme y visto el resultado ahora pienso que ha merecido la pena, pues es un valioso testimonio. Quizá más para quienes vivimos aquéllos momentos, pero también veo que alcanza a las personas cercanas.
EliminarAdemás de nuestro paso por África y posterior visita a Perú que también tengo publicado, sigo trabajando en otras posteriores aunque en ellas no compartimos ni con Ángel ni con Luís. Pero aún así estás invitada a ver en estas páginas cómo algunos hemos seguido muy vinculados con esta apasionante afición por la montaña.
Un abrazo,
Javier