Ruta realizada: Jueves, 03 de Marzo de 2016
Itinerario:
Pineda de la Sierra – loma de Mariburgos
– Trigaza Sur – loma Mariburgos – Pineda de la Sierra.
Por la loma Mariburgos a Trigaza Sur (desde Pineda de la Sierra)
Javier (hoy en solitario).
Sin
encontrar para hoy un amigo con quien compartir este nuevo “paseo por la
montaña”, decido salir en solitario. Y no voy muy lejos. Espero encontrar nieve
en Pineda de la Sierra,
que he oído decir que por ahí ha nevado mucho en el último episodio de
precipitaciones. Viajo con la idea de ascender a Trigaza Sur por la loma
Mariburgos. A ver cómo lo encuentro de nieve. Y sobre todo, voy a disfrutar de un paseo tranquilo,
saboreando sensaciones.
Aparco
en el pueblo de Pineda (1.200m) y cargo con los esquís en la mochila. Hay
nieve, pero no tanta como me esperaba. Después de aguantar los ladridos de
recibimiento de un diminuto can al que hago caso omiso, sigo el camino que va por la loma entre los barrancos de Mariburgos que queda a la derecha y
el de las Alberizas a la izquierda. A los 15 minutos ya puedo calzar los esquís
(alt. 1.312m) con perspectivas no tan malas, aunque tengo mis dudas. Suele ser
normal que el viento barra el perfil de estas lomas trasladándolo a los
barrancos adyacentes. A ver si en esta ocasión tengo algo más de suerte.
Me
ha salido un día formidable, con cielo despejado. Veo algo de nube agarrada al
cordal de Mencilla pero poco a poco va disipando. También en la línea Trigaza –
San Millán hay algo de nube que igualmente va desapareciendo. Se nota que el
viento sacude con velocidad por arriba. Y por abajo… También me da una brisa
fresca como para no aligerarme de ropa.
Paso
algunos cortos tramos de poca nieve. Lo que decía anteriormente. El viento no
ha perdonado. Pero me las apaño para apenas tocar suelo con los esquís bordeando
los espacios que carecen de nieve.
Está
bonita la Sierra
de la Demanda
y la estoy disfrutando. Prefiero compartir con amigos pero en solitario también
disfruto. Hoy no tengo otra referencia humana para mis “testimoniales”
fotográficas pero también hago numerosos disparos. Cuando llego a ver más de
cerca esas laderas que desde Trigaza Sur descienden hasta el fondo del barranco
de Peguera me acuerdo de Elías, porque por ahí hemos disfrutado de agradables esquiadas. Como él la llama: “nuestra pista”.
Paso
un nuevo tramo sin nieve, ahora más amplio, y en este caso llevo los esquís en
la mano. Pienso que no me importa. Esto y otros detalles más forman parte de mi
día de hoy en que disfruto de cada momento. Incluso de esas olas de nieve que
el viento ha formado en la siguiente ladera por la que me toca subir, entre pinos aislados y otra rala vegetación,
teniendo que ir buscando los mejores pasos.
El
viento frío azota pero no me desanima. Sin titubeos continúo con mi propósito
de llegar hasta Trigaza. Me abrigo un poco más. Coloco cuchillas pues la
superficie está dura y me siento más cómodo y tranquilo con ellas.
Ya
estoy en el cordal en línea con San Millán. Alcanzo Trigaza Sur (2.086m). Busco
a mi “hombre de hierro” que hoy está abrigado, protegido con una espesa carama
de hielo que le ha colocado el viento. Apenas si se le ve a él ni a su “diminuto
chalet”. Dejémosle. Está inamovible en su sitio soportando los rigores del frío
invierno. No se lamenta.
Disfruto
unos instantes de las panorámicas hacia cumbres de la Sierra y sus valles a uno y
otro lado. A pesar del viento frío, me encanta haber llegado hasta aquí. Me preparo para el descenso.
Disfruto de unos satisfactorios giros sobre la ladera con superficie dura y muy
manejable. Pero todo no va a ser así. De nuevo: No importa!. La zona de
pequeñas “olas” o “dunas” entre los aislados pinos no es nada cómoda de bajar
esquiando, pero no pasa nada. Consigo salir airoso. Luego me introduzco entre
el pequeño bosque de jóvenes ejemplares de robles, tan apretados entre ellos,
que apenas si me dejan sitio para poder pasar entre ellos. Pero claro que sí paso.
Faltaría más.
En
muy poco tiempo el aspecto del cielo cambia por completo. Del azul despejado a
gris nublado. Qué contraste. Así. De repente. No importa!.
Apenas
hay inclinación de pendiente para seguir deslizándome. Los esquís se hunden en
la nieve transformada y no cogen velocidad. Cambio a posición de travesía y avanzo
mucho mejor. Voy muy tranquilo y sin prestar demasiada atención. Tanto es así que
me despisto y no sigo la loma correcta por donde va el camino de Mariburgos.
Estoy descendiendo por la loma a la derecha del barranco de las Alberizas. Me
doy cuenta un poco tarde, cuando ya he bajado bastante. Sigo deslizándome con
los esquís en travesía sorteando más árboles de un pequeño bosque, luego
bastantes matojos e infinidad de brotes de roble que sobresalen entre la nieve,
y luego… imposible seguir con los esquís puestos. Los cuelgo a la mochila y me
planteo entre las dos opciones que tengo. Por una parte, descender al barranco
y trepar la ladera hasta la loma correcta de Mariburgos, o bien continuar por
donde voy ahora, entre matojos y profunda nieve. Al estar el suelo protegido con la vegetación, el viento no ha desplazado la nieve como así ha ocurrido en
la loma de Mariburgos. Pienso que me supondría mayor esfuerzo seguir descendiendo
por la loma equivocada abriendo huella en la nieve “hueca”. Decido por la primera opción. Tras descender
y cruzar el torrente que hoy baja bastante crecido, “trepo” por la ladera
hundiéndome en la nieve “hueca” costándome en ocasiones sacar el pié para avanzar
el siguiente paso. Una vez más: No importa!.
Me
tomo con tranquilidad el tiempo necesario para superar la ladera y dar con el
camino por el que subía a primera hora. Esto ya es otra cosa y respiro
aliviado. Solo me queda seguir hasta el pueblo que está a muy poca distancia.
Junto
a mi coche, un tendero ambulante ha aparcado su furgoneta con todo tipo de
productos de alimentación. Saludo a una señora que sale del puesto cargada con dos
bolsas pesadas. “Buenos días” – “Buenos días” (contesta ella). El tendero
atiende a otra señora a la que igualmente saludo mientras descargo mi mochila. “Buenos
días”. Me mira como las vacas al tren y no obtengo respuesta. Insisto, “Buen día”.
Nada. Me sigue mirando como si estuviera ante una alucinación. Yo no sé si es
que no oye o pasa de mí. El tendero desde su puesto sí me lanza una pregunta de
circunstancias: “Ya ha podido esquiar?”. - “Sí, un poquito”.
No
importa!. He pasado una buena mañana, he disfrutado y he percibido muy buenas
sensaciones. Me vuelvo contento a casa.
Tiempo
total dedicado a la ruta: 6,- horas.
Desnivel
acumulado de subida: 890 metros
Climatología:
Día despejado. Bastante viento. Temperatura fría. Durante elregreso, el cielo ha quedado totalmente cubierto.
Plano y referencias tomados del servicio IGN.
Veamos el testimonial gráfico de la ruta.
Salgo de Pineda de la Sierra con idea de disfrutar de un paseo
tranquilo y saborear sensaciones.
No encuentro tanta nieve como imaginaba pero sin mucha exigencia
podré pasármelo bien.
Mirando hacia atrás, abajo el pueblo y por encima la Sierra de Mencilla con la
nube que poco a poco va desapareciendo.
Acerco con zoom la
Norte de Mencilla con su característica Concha.
Después de 15’
de porteo ya puedo calzar los esquís sobre nieve continua en la loma Mariburgos
que sigo.
Hacia delante aparece mi objetivo que no es otro que Trigaza
Sur. Vamos allá!.
El camino de la loma pasa junto a este bosquecillo de roble.
Robles desnudos de hoja donde se ha acumulado algo más de
nieve.
Subiré por la loma de frente, y una vez arriba giraré hacia la
izquierda hasta la cota Trigaza Sur.
Tramo de nieve venteada. Aquí llevo los esquís en la mano hasta
enlazar de nuevo con nieve continua.
A la izquierda, cabecera del barranco de Peguera por donde
hemos repetido varios descensos Elías y yo desde la cumbre de Trigaza Sur.
Superficie irregular con olas y dunas de nieve que ha
formado el viento.
Ya más cerca de Trigaza Sur.
Ahí la cota de Trigaza.
Valle mirando al Norte, hacia Santa Cruz del Valle Urbión.
El “hombre de hierro” hoy protegido con la carama de hielo que le ha colocado el viento.
San Millán y otras numerosas cumbres de la Sierra de la Demanda.
Mirando hacia la
Sierra de Mencilla.
Autofoto testimonial en la cumbre de Trigaza.
Dejo la cumbre de Trigaza y esquío una primera parte muy
satisfactoria sobre nieve dura.
Luego voy descendiendo como mejor puedo, a veces
sorteando las olas o dunas de viento.
Trigaza ya queda atrás…
Paso como mejor puedo entre el bosquecillo.
Tramos más aceptables para hacer algunos giros.
En poco tiempo el aspecto del cielo cambia por completo. Del
azul despejado a gris nublado. Qué contrastes después de una primera parte tan luminosa.
Mirando nuevamente hacia Trigaza. El cielo igualmente gris.
Otra vez a jugar entre el bosquecillo.
Me equivoqué de loma y tuve que rectificar. Para ello,
desciendo al barranco de las Alberizas y remonto para enlazar con la loma
Mariburgos.
Ya sobre el camino correcto, solo me queda seguirle hasta
entrar en Pineda.
Enfrente tengo de nuevo Mencilla y no me resisto a tomar
esta nueva foto con zoom.
En Pineda casi la obligada foto a su iglesia románica del
siglo XII.
Buenas tardes Javier,
ResponderEliminarmagnificas vistas.Gracias por compartir,
usted sigue en su linea.
Gracias, Juan Carlos, por tu visita y comentario.
EliminarCiertamente, las ganas de disfrutar de la montaña me animan a salir aunque sea en solitario como en esta ocasión.
Un saludo,
Javier
Aún en solitario, disfrutas soberanamente del monte y la fotografía.
ResponderEliminarCon tu apacible carácter, que a 'Ojolince y Sra.' nos transmite tranquilidad, es fácil sacar lo mejor de cada circunstancia y momento vivido en la naturaleza; nada hay que te intranquilice y pueda aminorar tus buenas sensaciones. ¡Así se hace, Javier!
¡Qué bonita tenéis vuestra querida Demanda en invierno! A disfrutarla, amigo.
Un saludo de 'Ojolince y Sra.'
Qué tal amigos!. Ahí estamos. Sacando el mejor partido de cada momento. Cuando se puede. Porque querer... No estamos a falta de ganas.
EliminarUn abrazo,
Javier